¿COPAGO?.. HE AQUÍ UN DILEMA






Siempre he sido defensora de la sanidad pública y gratuita, pero después de largos años de ejercicio profesional, la seguridad se ha convertido en duda y últimamente la duda se desvanece y creo que un copago equitativo sería la solución para muchos problemas que se viven tanto en primaria como en hospitalaria. Pero creo en un copago no como solución a los problemas de financiación, sino para intentar educar a una población a la que nuestros políticos han destrozado, ofreciendo derechos a cambio de votos.

Lideres políticos se discutían sobre si la crisis era cierta o no, parece que actualmente todos aceptan tal palabra como un hecho, y una vez abierta la veda, muchos se aprovechan de la situación, convirtiendo la crisis en una realidad: Despidos a diestro y siniestro, provocando unas cifras de paro alarmantes y en sanidad, intentando utilizar el copago para llenar una caja que se malgasta en otros derroteros.

Pienso que se están mezclando dos temas muy distintos: Uno es el problema de financiación en sanidad, que en España es la más baja de toda Europa y otra es el abuso de un sistema, que repito ha sido fomentado por campañas electoralistas, prometiendo lo imposible y cargando principalmente a los médicos con un trabajo excesivo que se resume en una palabra: Explotación.

Respecto al tema de la financiación, en primer lugar: Hagan el favor señores gestores, políticos y patronales de llevar las cuentas claras. Es una vergüenza que estén jugando con NUESTROS dineros y nadie nos diga claramente en que se utiliza lo que vemos descontado de nuestras nóminas.

En Cataluña, mi comunidad, se ha concedido un presupuesto para financiar la sanidad de 9.400 millones de euros, cifra que mi imaginación no llega ni a entender, y se dice que se ampliarán las prestaciones, por otro lado que hemos de ahorrar en contratos y en farmacia…

Si con menos daremos más, no se contratará personal y seremos más acosados con nuestras prescripciones, ¿Quién será el personal hostigado de la historia?.. Pues sin duda, una vez más el médico.

Faltan médicos, la población ha aumentado, los problemas banales se medicalizan, se prometen más prestaciones sin personal de refuerzo, y ¿quién soportará este maremagnum de despropósitos y falta de previsión? La respuesta es obvia.

El ciudadano debe conocer la verdad. Saber en primer lugar en que se dedican sus impuestos, conocer los millones que se derivan a la medicina privada, a la concertada, en sueldos de personal que se dedica a gestionar, al control de la calidad, y a menesteres etéreos que se hallan a años luz de la realidad del día a día: La consulta en un centro de primaria o la intervención en un quirófano. Lo demás señores míos, es secundario, prescindible y además donde más millones van a parar.

¿Copago? Pues sí, pero como hecho simbólico, equitativo, porque no se puede abusar de un sistema y de unos profesionales que más que un servicio parece que estemos siendo los portadores de un servilismo donde todo el mundo tiene razón porque paga.

¿Copago? Pues sí, porque los usuarios del sistema público de salud no son clientes de un gran almacén, son pacientes que deben acudir a su médico por un problema de salud y no para exigir fármacos, pruebas o bajas, que a menudo se conceden para evitar altercados o como medicina defensiva debido a la hiperfrecuentación y a las amenazas verbales y también físicas.

¿Copago? Pues sí, porque utilizar un servicio público, saturando hospitales y ambulatorios con resfriados banales, granos absurdos y malestares de la vida que antes se solucionaban en la peluquería o en la sacristía, ello impone una multa igual que cuando un ciudadano circula por una carretera nacional y sobrepasa la velocidad permitida.

¿Copago? Pues sí, pero NO para superar una crisis económica mundial que han provocado bancos y malos gestores que por cierto, no están sufriendo el paro en sus casas, y no van a visitarse a la sanidad pública.